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viernes, 22 de enero de 2010

TUPAC CATARI, EL HOMBRE - BOLIVIA

María Eugenia del Valle de Siles, historiadora en su obra “Historia de la Rebelión de Túpac Catarí 1781-1782, luego de casi toda una vida de investigación sobre el tema nos permite una visión del caudillo indígena, hoy por hoy, nuevo icono del Estado Plurinacional de Bolivia.
Se maneja nueva simbología.

Julián Apaza (Túpac Catarí) detenta sin ambages toda la autoridad, adjudicándose contactos misteriosos con el mas allá así como un Dios mismo, quien le habla a través de un espejo o de un portaviatico. En efecto, narra asimismo el agustino Borda que el caudillo se había hecho construir un toldo de 20 a 25 varas de largo, para utilizarlo como capilla: allí estaba colocado el Smo. Sacramento con “varias imágenes y un órgano extraído de las iglesias parroquiales”. Catarí se sentaba en un dosel, junto a su mujer; sus oidores y secuaces le cumplían todo un ceremonial. Delante del dosel había colocado un espejo de más de un palmo, donde se miraba continuamente durante la misa y hacia “visajes y tales demostraciones que más parecía un asunto risible, que no que ellos fomentaban hacia un mayor culto”. También continua, “hacia sacar del bolsillo un cajoncito de plata, que siempre cargaba el cual abierto un tanto, miraba adentro y al punto lo cerraba, y también de cuando en cuando se lo aplicaba al oído, dando a entender a todos que según lo que se le comunicaba por medio del cajoncito, todo lo sabía y no era capaz de errar en la prosecución de su empresa; pues aun llegaba a proferir que el mismo Dios le hablaba al oído” (Ballivian y Roxas)
El oidor Diez de Medina cuanta algo semejante en su diario, sosteniendo que los indios decían que Dios le hablaba a Catarí a través de un portaviatico, que no puede haber sido otra cosa que la cajita a que se refiere el padre Borda (AGI. Charcas 595) dice que Apaza “afectaba una gran religión de ademanes y genuflexiones violentas; cuando entraba a la iglesia para lo que regularmente se hacía recibir bajo el palio, persuadía a sus secuaces le hablaba a una imagen de Nuestra Señora que tenía en una caja, de cuya fingida consulta resultaba la muerte o perdón del prisionero o reo que le presentaban”……

Nueva iconografía patria, bien harían algunos políticos interesados en leer un poco de la historia, no seguir mitos y leyendas, tergiversar términos, acontecimientos, entremezclar conceptos en el tiempo y espacio, de culturas o costumbres diferentes.
Pueblo que no lee su historia se encuentra condenado a repetirla.
Algo para meditar
Por: René Ichazo Paz

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