Ante la ligereza, apasionamiento con la que se manejan hechos históricos, definí transcribir algunos párrafos de la obra “Historia De la Rebelión de Túpac Catarí - 1781-1782 -” escrita por Dña. María Eugenia del Valle de Siles, historiadora boliviana - 1ro de octubre de 1990, Editorial Don Bosco.
La respuesta hay que buscarla no solo en la documentación histórica si no también en la interpretación de los hechos desde el punto de vista de la antropología cultural, la etnohistoria y la sociología. Así se puede comprender que si bien el alzamiento de Túpac Catarí era un movimiento de descontento social, económico y racial como los anteriores , en esta ocasión no se diluyo ni disperso debido a que encontró un jefe , el cual, siendo iletrado , sin prestigio social , ni económico, ni antecedentes de nobleza indígena, poseía en cambio las condiciones políticas del caudillo puesto que pudo mantener confederados y en pie de guerra por tantos meses a sus indios, aimaras como él, pero pertenecientes a regiones y provincias diferentes, marcadas a veces por un fuerte antagonismo regional, especialmente claro en el caso de los indios de sicasica. Contaba también con la inteligencia militar del estratega, admitida muchas veces por Segurola y Flores, que no escatimas frases de admiración ante determinadas actuaciones de Apaza… (Túpac Catarí)… durante los combates pero, pero, además a todas estas características añadía Túpac Catarí la posesión del carisma característico de lo que modernamente se ha denominado el “hombre mesiánico”.
Estudiando los movimientos mesiánicos (2) se llega a la conclusión de que sus características pueden aplicarse con extraordinaria justeza al de Túpac Catarí, puesto que ante todo se trata de una rebelión que utiliza elementos religiosos para solucionar problemas de orden social, racial, político y económico, Efectivamente Julián Apaza es un jefe que organiza y manda a la comunidad en nombre del Dios de la fe católica, Julián Apaza demuestra con esto el efecto de las alteraciones producidas en la mentalidad aimara como consecuencia de la aculturación religiosa verificada a lo largo de tres siglos de evangelización.
Viene en apoyo de esta afirmación el testimonio del padre Borda que, en el citado informe al comandante Segurola cuenta como los indios estaban tan sujetos al caudillo “que practicaban ciegamente sus ordenes, ensalzando con repetidos vítores y asintiéndole como si en realidad fuese una deidad, en consorcio con los inferiores, cuyas demostraciones se acrisolaban diariamente en mayores cultos, respecto a las anteriores…..”.
En carta del 29 de abril de 1781 al comandante Segurola, le dice Túpac Catarí con palabras terminantes que a los españoles les ha de pesar el querer propasarse, porque “en lo tocante a las providencias las tengo sobresalientes; pues yo soy mandado de Dios, que ninguno tiene potestad de hacerme nada, y así me parece que todo lo que digo es palabra del espíritu santo…” (Ballivian y Roxas, Doc. Relativos a la Historia de Bolivia).
Por razones de espacio, limitare esta transcripción a cuatro párrafos, aunque la obra contiene excepcionales descripciones de ritos que Túpac Catarí, solía celebrar, los que prometo incluir en próximas notas.
Algo para meditar.
Por: René Ichazo Paz
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