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viernes, 3 de julio de 2009

LOS NUEVOS DESAFIOS - PROCESOS DE CAMBIO

Hace algunos días, escribí una nota sobre “El valor de la experiencia”, en la presente deseo ampliar algunos conceptos, que quedaron en el tintero, por razones de espacio y de tema.
Nuestra generación, vivió el cambio tecnológico, no es que seamos ancianos, simplemente la nuestra, fue la afortuna, cuando me inicie en la vida profesional y es causa de hilaridad en mi hijo utilice el teletipo, la maravilla tecnológica en una empresa era contar con maquinas de escribir eléctricas.
Una carta cursada requería de seis o más copias, para ello se utilizaba, papel carbón, algo que no creo que ya ni se vende, el primer computador personal que se me proporciono tenía una capacidad de 16 KB de memoria, no tenia disco duro; para almacenar datos y programas se utilizaban discos”Floppys”, el ordenador funcionaba con idioma “Basic”, el “Windows” recién en etapa de experimentación.
Vivimos cambios, fuimos afortunados, se imagina, que en la universidad, utilizamos reglas de cálculo, hacer un estadígrafo de tendencia central, una media aritmética, eran folios y folios de datos, y formulas, un error en el proceso, era algo inconcebible.
No es que sea de la edad de piedra, estoy refiriéndome a la realidad en Bolivia de los años 70.
Así era cómo funcionaba el mundo. Nuestro sistema educativo había sido pensado de esa forma “[...] Se estructuró para producir capacidades de ese tipo, generadoras de habilidades propias de abogados, ingenieros y contables.
En mi opinión, esas habilidades continúan siendo importantes hoy en día, sin embargo en menor grado. Hay un conjunto diferente de habilidades más importantes”.
Para hacer frente a los desafíos de hoy, lo que cuenta no es sólo lo que aprendemos, sino también cómo aprendemos.
No es suficiente el adecuado desarrollo de la capacidad de raciocinio lineal, lógico y analítico.
Es necesario desarrollar capacidades de tareas más amplias, no verbales, no secuenciales, un énfasis de la síntesis en detrimento del análisis.
En otras palabras, la capacidad de observación de un entorno, de expresiones faciales, de empatía, de inventiva y en fin un pensamiento de amplio enfoque, más ligado a las capacidades artísticas que a las científicas.
Los trabajos rutinarios de oficina de jerarquía, de estructura, serán cosa del pasado, tomemos el ejemplo, de una de las empresas más estudiadas, por sus notables logros en inventiva, que es la organización 3M, pioneras en la política, de reducir la carga horaria en oficina, incentivando el trabajo de campo.
Es cada vez más generalizada esta la política, de motivar a empleados a trabajar algunos días en casa, lejos de las presiones cotidianas del entorno empresarial, pero esto no quiere decir que las horas laborables son asueto, ahora lo que se requiere, es un empleado comprometido, generando ideas, proyectos, contactos y emprendimientos, las 24 horas del día.
Pasaron los días, de aquellos oficinistas atentos al reloj, para que marque su hora de salida, que cierren su escritorio y dejen sus labores, hasta el día siguiente.
Para ello se sub-contrata servicios, el futuro está en la generación de ideas, en el compromiso.
El mundo moderno requiere de movilidad, de viajes continuos.
Para coordinar las labores cotidianas con la estructura de apoyo en la empresa, existen los medios de comunicación, el teléfono celular, el correo electrónico, el BlackBerry.
Los viajes, son de contacto, ya no de interminables reuniones.
Para ello, existen medios virtuales necesarios, para realizar juntas, en la que participen diferentes personas, ubicadas en cualquier lugar del mundo.
Como dije a un inicio, somos una generación afortunada, vivimos el cambio, logramos adaptarnos, tenemos el conocimiento lógico, analítico y la capacidad que solo dan los años de experiencia de poder interpretar mensajes, tener sensibilidad, discernimiento y sagacidad para captar el entorno.
En Bolivia, quizás más afortunados, toda la vida improvisamos, imaginamos soluciones alternativas, optimizamos recursos tecnológicos.
Quizás esta nota complemente dos anteriores “El valor de la experiencia” “Bolivianos emprendedores”.
La rutina, el consumismo y la aparente seguridad económica, una sentencia de muerte.
Por: Rene Ichazo Paz.

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