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martes, 17 de noviembre de 2009

CASO HOTEL LAS AMERICAS - TERRORISMO DE ESTADO - BOLIVIA

En esta columna deseo hoy transcribir en extenso un artículo publicado el matutino “El Día” de la ciudad de Santa Cruz, redactado por un notable columnista, digno de mi mayor aprecio, que por instrucciones de estado, fue cesado de sus funciones , en el periódico “La Razón”.
Como acotación simplemente expresar que la nota transcrita narra con claridad el sentimiento de la mayoría de los bolivianos en relación a los aciagos acontecimientos del pasado 16 de abril, acaecidos en el Hotel las Américas en Santa Cruz de la Sierra, en los que perdieron la vida durante un operativos policial, plagado de irregularidades, sin respeto alguno a los procedimientos establecidos por Ley , menos aun a los derechos humanos básicos de una persona me refiero a los (supuestos terroristas), Eduardo Rozsa Flores ( Húngaro de origen Boliviano) , Magyarosi Árpád (Rumano de origen Húngaro) y Michael Martin Dwyer (Irlandés), fueron detenidos Mario Francisco Tádic Astorga (Boliviano, con pasaporte Croata) y Elöd Tóasó (Húngaro). Estos últimos ciudadanos están recluidos en la cárcel de San Pedro de La Paz.
Humberto Vacaflor Ganan - Imitadores de Gila: Miguel Gila, un excelente humorista español, estuvo casi todo el siglo pasado haciendo reír al mundo hispano. Una de las fórmulas que más usaba eran las llamadas telefónicas a gente imaginaria.
Recuerdo una en que Gila hacía de militar en un frente de batalla y llamaba por teléfono y decía “Hola, ¿está el enemigo? (Silencio). Que se ponga”. Y entonces le proponía unas treguas para el almuerzo o le preguntaba al imaginario enemigo qué es lo que iban a comer.
Parece que el director de Inteligencia de la policía boliviana, coronel Jorge Santisteban, tuvo la actitud de Gila cuando decidió entenderse con los “terroristas” del hotel Las Américas.
Dice este coronel que el capitán Walter Andrade fue enviado a reunirse con los terroristas porque era preciso confirmar los datos que había dado a la policía el informante Viejo Vargas.
¿Cómo habrá sido esa gestión por la cual Santisteban solicitaba el contacto con los terroristas?
“¿Está el señor terrorista? (silencio) Que se ponga”. Y después, toda la explicación del porqué debía ir Andrade a cotejar informaciones.
O quizá fue por carta. El coronel habrá escrito, inspirado siempre en Gila, algo como:
“Distinguido señor terrorista: Como usted estará sospechando, nosotros tenemos un informante incrustado en el grupo que usted tan dignamente conduce. Pero como últimamente nos está dando informes algo confusos, y en el afán de cuidar la seriedad de nuestro trabajo, y del vuestro, pues le ruego recibir a nuestro capitán Andrade, para aclarar algunos detalles”.
Porque, en efecto, el coronel dijo al fiscal Marcelo Soza que decidió enviar a Andrade para tomar contacto con los terroristas a fin de aclarar algunas dudas sobre lo que informaba Vargas.
Este caso, que comenzó con una tragedia, la muerte de varias personas en el hotel cruceño, ha ido transformándose y ahora está convertido en una comedia, aunque antes fue un drama para el gobierno y sus pésimos dramaturgos que armaron este zafarrancho.
Lo malo de toda esta historia es que ni siquiera el espíritu de Gila podrá salvar el grave problema en que se ha metido el señor presidente de la República, o de lo que se llame.
La familia del “terrorista” irlandés no acepta las explicaciones del gobierno boliviano y tiene sus propias conclusiones sobre lo que fue aquella madrugada del 16 de abril.
Lo peor de todo es que la familia ha pedido al gobierno irlandés que exija una aclaración completa de este caso, por el cual un muchacho de 23 años, dedicado a la música, acaba muerto en un hotel de Santa Cruz, con una bala que le entra por la clavícula, de arriba abajo, cuando él estaba sentado en su cama.
El tema está ya en la justicia irlandesa y pronto ha de pasar a La Haya.
Como lo comprobó Augusto Pinochet, a los dictadores les resulta fácil matar a sus ciudadanos, incluso por miles, pero sería mejor que no se metan con los extranjeros. Él estuvo preso en Londres por haber matado a unas monjas francesas.
Pinochet murió virtualmente arraigado; no podía salir de su país. El presidente Morales podría caer en la misma situación si es que no hace algo, pero en serio, para aclarar esta tragedia.
Si la corrupción ha de ser combatida caiga quien caiga, la imbecilidad tendría que recibir el mismo tratamiento.

Plena solidaridad con Dn. Humberto Vacaflor, una víctima más de la intolerancia gubernamental, que en procura de tapar sus gruesos errores, trata de acallar a la opinión pública.
Esa la democracia que pregona a viva voz, el caudillo del indigenismo, en cuando foro mundial le es permitido, ese uno de los síntomas de paraíso prometido con la vigencia del proyecto político del Socialismo de Siglo XXI.
Por: René Ichazo Paz

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