UN ACTO DE CAMPAÑA ELECTORAL - BOLIVIA

Hoy domingo 22 de noviembre, salí como de costumbre muy tempano de casa, me dirigí a adquirir los matutinos del día, en el camino me encontré con una concentración política, muchos vehículos estacionados, sin placas de circulación, algunos con marcas de su reciente permanencia en recintos aduaneros, unos pocos de servicio público, personas recibiendo camisetas “poleras”.
Un par de horas más tarde, camino a la farmacia, la marcha de proclamación, un vehículo perifonea, Evo se encuentra presente, conduciendo el tractor, otras frases similares, pasa un camión lleno de gente, luego el tractor amarillo conducido por el “Yo supremo”, como acompañantes una centena de personas, corriendo detrás del tractor, todos correctamente uniformados, como un equipo deportivo, con los colores de la tienda política del líder cocalero, luego una centena o mas de vehículos la mayoría de lujo, embanderados con gente asomando por sus ventanillas, petardos y bocinas.
Quizás todo parecerá normal un relato, de una típica concentración política de últimos días de campaña electoral, el problema es que teníamos en Santa Cruz de la Sierra, una temperatura de 38 grados centígrados, una humedad relativa de 75 %, asfixiante, para los pobres muchachos encargados de seguir al trote el cortejo.
Pensé en un momento de cinismo que este último tiempo caracteriza mi ánimo, que procesión mas parecida a la de los faraones egipcios, donde se mostraba al supremo para deleite de sus súbitos.
Similar a la procesión a la de una imagen religiosa, eso sí, sin la solemnidad que caracteriza aquellas entronizaciones.
Bueno es la imagen del caudillo de turno, solo falto que bolsa de monedas en mano repartiese dadivas a eventuales transeúntes, supongo que la marcha no fue anunciada por razones de seguridad exceptuando a los partidarios de confianza, pero más allá, los eventuales testigos en lo suyo, ni se detuvieron a curiosear el cortejo.
Por: René Ichazo Paz