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domingo, 22 de noviembre de 2009

EN EL OLIMPO - BOLIVIA

Uno de los conflictos de las deidades, es su incapacidad de comunicación, con el común de los mortales.
Los códigos de conducta, son totalmente disimiles, para los “recolectores de nubes”.
Un problema que puede explicar la política en Bolivia, quizás en América Latina.
Dos declaraciones de “Hera” estos últimos días llaman particularmente la atención.
El primer caso:
Un grupo de periodistas destacados de un matutino en La Paz, sometidos a censura de prensa, alejados del medio.
Dan a conocer algunos entretelones de su reciente cambio de propietarios.
Informan que un grupo empresarial venezolano, adquirió el control del medio, el precio espectacular, al parecer se transo, con un paquete accionario de un canal de televisivo en Miami.
Hacen mención que el segundo en el mando en Bolivia, posee acciones en el medio, recientemente transferido.
La réplica no se dejo esperar, fue contundente, declaraciones que tratare de transcribir de memoria, dijo:
El vicepresidente tiene un salario de 17.000 Bs, (monto referencial).
El Vicepresidente tiene ahorros de 27.000 Bs (monto referencial).
El Vicepresidente no posee vivienda propia, su única riqueza es una biblioteca de 30.000 ejemplares.
El Vicepresidente invita al columnista, que hizo la denuncia a visitarla, podría inclusive prestarle algunos libros.
El Vicepresidente no dio lectura a algún editorial publicado por este periodista o a alguna de sus columnas, por tanto el periodista carece de valor moral para cuestionarlo.
El Vicepresidente plantearía una querella judicial por difamación.

El segundo caso:
El Vicepresidente acuso a Estados Unidos de Norte América de mantener su injerencia, una política internacional “debajo de la alfombra”, de mover pisos, por ello está en suspenso la firma de un acuerdo para reponer embajadores.

Sin ánimos que polemizar, de ingresar a ninguna evaluación subjetiva, simplemente analizando semántica de las deidades olímpicas bolivianas, cabe hacer algunas interrogantes.
Los mortales, conocemos que muchos servidores públicos del pasado y del presente, sin distinción de rango en las esferas gubernamentales, parece ser que por osmosis adquieren una notable capacidad de ahorro, en el transcurso del ejercicio de sus funciones, o que este periodo coincide asombrosamente con el fallecimiento de la abuela o tía millonaria escondida.
Lo cierto es que no interesa si perciben un salario de 17.000, 20.000 o 30.000 mensuales, en corto tiempo adquieren una flota de vehículos de lujo - para uso familiar- una nueva vivienda y por supuesto vacaciones en florida, no en la propiedad rural del pariente millonario.
Los tratamientos médicos para el funcionario o sus familiares, en el Hospital Monte Sinaí, no el Hospital Arco Iris.
El común de los mortales conocemos que, si alguien posee una biblioteca impresionante, no es sinónimo tener sabiduría, es simplemente una señal de una afición descontrolada, el conocimiento se adquiere con la lectura selectiva de obras, con la experiencia de vida, con la humildad, con el ejemplo y algunas otras virtudes, que hoy ya pasaron de moda.
El tener un vocabulario refinado, tampoco es señal de sabiduría, ni el hablar doctamente en términos científicos, menos el ser autor de varias obras, aun si el mortal llegase a dominar una ciencia, aquello no significa que sea sabio, menos lucido.
El común de los mortales conocemos, que para apreciar a un intelectual, a un pensador, a un columnista es necesario leer su obra, que el no haber leído aquella, le impide conocer su nivel de razonamiento, menos poder cuestionarla, independientemente que sea de su agrado o no.
El común de los mortales, se somete a la justicia, ella no está sometida al capricho de sus veleidades.
El común de los mortales, con un mínimo de capacidad de análisis y pensamiento lógico, conoce que Bolivia en el contexto mundial, nos guste o no, es insignificante, que por ello, nuestro país no debe ocupar más de cinco minutos al mes, de tiempo, en la agenda de los líderes mundiales.
Si ocupamos titulares en la prensa mundial, no es exactamente por nuestros logros, es por nuestros absurdos.
Que si bien para nosotros los bolivianos el tener la representación diplomática de una potencia de orden mundial es significativamente importante, para los países desarrollados no tiene el mismo significado.
Uno de los conflictos de las deidades, es su incapacidad de comunicación con el común de los mortales.
Por: René Ichazo Paz

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