UNA ACERTADA HOMILIA - BOLIVIA

El cardenal Julio Terrazas, ayer durante su homilía dominical reflexionó sobre lo que él llama la “presencia escandalosa de la droga” en Bolivia. “Busquemos quiénes son los interesados en que este mal se multiplique, por qué hay tanta facilidad para adquirir estas drogas que destruyen el corazón y el alma de las personas”, manifestó. 
Palabras sabias de un hombre de bien, que busca lo mejor para la sociedad, para el país que lo vio nacer, al cual dedico su apostolado.
La moral y las buenas costumbres fueron echadas al olvido, priman ahora intereses sectarios, el afán de consolidar a cualquier precio un esquema de poder.
Aquellos hombres de buena voluntad a un rincón, ahora son otros intereses los que mandan.
Creen que el poder les durará, para y por siempre, mientras lo ejercen, odian, castigan, persiguen y se toman revanchas por afrentas reales o imaginarias.
El ansia de perpetuarse de manera indefinida lleva al engaño, a la deformación de la verdad, a disimular impávidamente culpas y errores.
Los acólitos, seguidores que medran con el poder, se esfuerzan en alabar al líder que, como un nuevo Mesías, va a salvar al género humano de la injusticia, del abuso y de la negación de la libertad.
Surge, entonces, en el déspota una sensación de impunidad que exacerba la altanería de sus acólitos que compiten en infamar y denigrar a supuestos enemigos de su reino que lo creen perdurable.
Sin embargo, les es difícil sincronizar, los engañosos llamados a la paz y unidad.
Cuando pierden esta sincronía, surgen las contradicciones, los anuncios encontrados, la confusión.
Los autócratas atesoran, cuidan sus espacios poder.
Ese es el panorama actual de la vida política en Bolivia, odio, rencor, sed de revancha.
Cuidaron bien de mezclar conceptos, tergiversar realidades, se dice gobernar a nombre de las organizaciones sociales, de las clases desprotegidas.
Cuando un grupo de minusválidos, exigen atención del gobierno, a sus necesidades básicas, por la vía errada “solicitar un bono”, se les cierran las puertas del dialogo, el argumento expedito, son movimientos políticos de la oposición, como si a esta se le hubiese ocurrido la peregrina idea de obtener beneficios con la desgracia lacerante.
Solo una pequeña muestra de estrechez de mente con la que se manejan.
Sin embargo en Orinoca, pueblo natal del Yo Supremo, construyen un estadio para treinta mil personas, cuando la región no cuenta, ni con quince mil habitantes, no, este no es un simple error u otro ejemplo malintencionado, campos deportivos similares florecen en todo el trópico de Cochabamba, la zona productora de hojas de coca.
Es que Evo cumple, si cumple con sus bases los productores de hojas de coca, que destinan su cosecha a usos no legítimos la producción de pasta básica de cocaína, y por supuesto el negocio florece, se inserta en el producto valor agregado, gracias a tecnología colombiana, ahora existen grandes factorías de clorhidrato de cocaína.
El enriquecimiento por la vía expedita es la tarea, no importan las consecuencias, no interesa que estemos colocando en serio riesgo nuestra institucionalidad, no interesa que la integridad del país, peligre, solo son los objetivos inmediatos.
Después siempre podremos culpar al imperialismo, por la falta de lluvias, por un racionamiento en el agua, de energía eléctrica, tomando el ejemplo del emulo del Libertador Simón Bolívar, aquel caudillo venezolano, cuyo nombre me abstengo de mencionar.
Por: René Ichazo Paz