Yo... EVO - Bolivia

El Sr. Evo Morales, tiene un discurso confrontaciónal, ofende, insulta, acusa, con el simple placer de hacerlo.
En los años de gestión que tiene, no encontré acusación vertida por él, que pudiese ser sustentada, que cuente con pruebas, todo se limita a – Me dijeron, Escuche, Al Parecer, Etc…-.
Para él es suficiente una fotografía, con la cual justifica un complot.
Es que maneja objetivos inmediatistas, no importan los medios.
Aunque en este caso el aforismo “Quien dice los que no debe… Escucha lo que no quiere” no se cumple, la corte de funcionarios afines a su gobierno, de inmediato rasgan sus vestiduras, cuando la receta les es aplicada.
Se peleo con todos, absolutamente, en la política interna, como en nuestra delicada política de Relaciones Internacionales, lo triste es que no tiene un argumento que sea sustentable, cuando el peso de la razón, no le es favorable recurre al insulto descalificativo, llamo gordo al Dn. Alan García – Presidente del Perú-, solicito solidaridad de clase u origen al Sr. Obama, en el entendido de obtener favoritismo por aspectos de índole racial.
Una clara muestra de lo básico de su nivel de racionamiento.
Qué triste el tratar de discutir conceptos con un personaje que se considera por encima del concepto del bien o del mal.
Ahora pretende proyectar una imagen de candidato, oferta todo, promete de todo, ajeno a la realidad, pareciera que es un político novel, pareciera que cuatro años de gestión de gobierno no le fueron suficientes para demostrar capacidad de gestión.
A cuanto opositor se presenta, con alguna posibilidad de hacer sombra, recurre al más bajo accionar, lo enjuicia, lo encausa por la comisión de delitos, sean estos por comisión, omisión, e incluso por pensamiento.
La administración de justicia, un simple instrumento político, que triste realidad.
La polarización, una constante, existen bolivianos que aun mantienen el pensamiento de trabajar por sus intereses personales o de grupo, la mayoría en los intereses nacionales.
Qué logro, permitió por fin un discurso común, en la oposición, aunque sin desearlo.
Por: Rene Ichazo Paz