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jueves, 20 de agosto de 2009

UN PROBLEMA DE ACTITUD - LATINO AMERICA

Cuando mayor es el nivel de desarrollo de un país, mayor será el nivel de disciplina, existe una correlación entre las actitudes hacia la disciplina y el nivel de desarrollo económico.
Un libro que titula "Underdevelopment is a State of Mind" (El subdesarrollo es un Estado Mental) de Laurence E. Harrison. Publicado por el Centro de Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, sobre las causas del subdesarrollo, (1985), da pautas muy interesantes sobre el tema.
La experiencia en los países europeos y latinoamericanos deja la fuerte impresión de que las actitudes en estos pueblos no son meramente consecuencias accesorias del desarrollo económico alcanzado, sino que, al revés, juegan un papel fundamental en el nivel de desarrollo.
Es decir, el bienestar económico no trae, no es la causa de las actitudes correctas, como se suele creer, sino que éstas son la causa del bienestar económico.
Es una realidad que en los países subdesarrollados gran parte de las instituciones no funcionan o funcionan muy deficientemente.
La policía no funciona, la administración de justicia, los tribunales no funcionan.
Los medios de transporte funcionan deficientemente, sin hora de salida ni de llegada y sobre todo, sin ninguna responsabilidad por la calidad del servicio que da.
La seguridad es un accesorio opcional.
En Latinoamérica ésta institucionalizada a tal grado que se convierte en la norma y no en la excepción.
Cuando a un político se le sorprende robando, en vez de renunciar, se rehúsa a abandonar su puesto, su queja parece revelar la visión enajenante de que se le está violando el sagrado derecho a redituar su porción, de lo que le corresponde del saqueo nacional.
Es decir, la actitud no es la que produce vergüenza por haber sido descubierto robando, sino la de "denunciar la persecución de la que se es víctima" por parte de aquéllos que no le han permitido salirse con la suya y que él identifica como sus enemigos.
Roba el legislador, el alcalde, el gobernador, el ministro, el secretario, el presidente, etc.…
En fin, el saqueo se constituye en la norma y no en la excepción.
La cotidianidad del robo, de la coerción, de la irresponsabilidad, abarca todas las esferas sociales más allá del gobierno, lo cual contrasta con lo que se observa en los países desarrollados.
De nada sirven los ancestrales derechos de los pueblos originarios, ni su reserva moral, intrínseca.
Si no se plantea seriamente el tema, de un cambio profundo de actitud, de respeto al cumplimiento de la norma, que el contrabando es nocivo para el bienestar, que el comercio de “ropa usada” no es una fuente de empleo, es una fuente de sub-empleo, que la sobre carga de pasajeros, mercaderías, en el sistema de transporte no reditúa a la larga mayores beneficios, que la roseta de inspección vehicular, es un requisito técnico, no una fuente de ingresos (tasa) adicional.
Podremos contar con tecnología moderna de producción, que aquello no marca la diferencia,
La prosperidad, únicamente será posible con un cambio de actitudes hacia el ahorro, la economicidad, la eficiencia, la disposición hacia el trabajo, etc.
Una parte substancial del subdesarrollo es un problema de actitudes.
Por: Rene Ichazo Paz

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